protesta en Legislatura neuquina el día que se trataba el acuerdo con Chevron |
La historia
reciente, los errores repetidos, las mentiras reiteradas, los insufribles
pedidos de comprensión por las medidas que deben tomarse, el excesivo y falaz
argumento de felicidad, generación de empleo y el desarrollo a la vuelta de la
esquina, hacen parecer que la dirigencia argentina no tiene memoria y
nuevamente cae en la misma trampa.
El 23 de
septiembre de 1992, la Cámara de Diputados de la Nación debatió la
privatización de YPF. El miembro informante por el oficialismo fue Oscar
Parrilli, actual secretario general de la Presidencia. "No venimos a esta
sesión arrepentidos de lo que fuimos, no sentimos vergüenza de lo que somos y
tampoco venimos a pedir disculpas por lo que estamos haciendo", dijo hace
más de 20 años. "...va a oxigenar a nuestro gobierno y va a representar
una bocanada de aire puro que fortalecerá al presidente Menem", añadió el
hoy funcionario kirchnerista, según consta en la versión taquigráfica. La mano
de Repsol tomó con firmeza a los que le entregaban el patrimonio nacional. Muchos
fueron los que votaron la entrega, muchos son los que hoy en nombre de la
soberanía vuelven a entregarnos.
Desde Santa Cruz,
Néstor y Cristina Kirchner apuraban el tratamiento apoyando la privatización.
La mano de Repsol indicaba el camino del despojo.
Se entregó YPF a
precio vil, una compañía que perforaba en cinco naciones del mundo,
superavitaria, pero denostada desde todos lados en una operación vergonzosa en
la que intervenían también algunos medios de comunicación que pregonaban las
consignas de los economistas del Proceso cuando decían "achicar el Estado
es agrandar la nación". Repsol adquirió una de las más grandes empresas
del mundo a precio de remate y la Argentina convirtió a España, una nación sin
petróleo, en una potencia petrolera. La acción de oro, el único y último
resguardo también fue entregado, no pudiendo ya el Estado nacional vetar
ninguna acción de carácter estratégico. Al mismo tiempo justificaron el
contralor de la empresa con un representante del Estado en el directorio.
Si se comparan las
actividades exploratorias de los 80 con las de la gestión privada, las cifras
son elocuentes. La YPF estatal realizó un promedio anual de 117 pozos
exploratorios y la gestión de Repsol entre 1999 y 2005 un promedio anual fue de
apenas 26 pozos, según datos de la Secretaría de Energía de la Nación, pese a
las vergonzosas exenciones impositivas otorgadas a tal efecto.
Se consolidó la
entrega y comenzó el vaciamiento. El grupo Eskenazi, con domicilio en España,
dueño del Banco de Santa Cruz, compró el 25% de Repsol sin desembolsar un solo
peso; esa participación la abonaría con futuras ganancias. Repsol giró la
totalidad de sus beneficios al exterior con la anuencia del gobierno y con la
firma de su leal director Roberto Baratta. A los neuquinos nos dejó un
indecente y reconocido pasivo ambiental.
El 13 de abril del
2012, Cristina Fernández se reunió en Cartagena de Indias con el presidente
Obama y regresó a Buenos Aires antes de lo previsto. Al día siguiente anunció
la reestatización de YPF en nombre de la soberanía hidrocarburífera, haciendo
hincapié entre otras consideraciones al vaciamiento de YPF-Repsol. Una semana
atrás, el director por el Estado Nacional había firmado la conformidad del
mismo al balance general del 2011.
Y hoy, aquí, la
historia se repite, pero ahora con una nueva empresa y un nuevo país. Chevron,
una multinacional norteamericana con los peores antecedentes en el cuidado del
ambiente, con cláusulas confidenciales para "algunos", logra no sólo
escandalosos privilegios económicos como la intangibilidad tributaria, el
mantenimiento de las regalías al 12% hasta el 2048, sino que al decir de un
importante medio estadounidense (porque acá, en el país y en consecuencia en la
provincia neuquina, se vulnera el derecho a la información) se devela una de
las "cláusulas confidenciales", si la empresa abandona la Argentina
antes de la finalización de su contrato con YPF, no será penalizada por el
Estado y seguirá recibiendo las regalías de las áreas que le fueran
concesionadas, ésta es una de las condiciones contractuales que forman parte de
las contempladas en el acuerdo que firmaron la empresas, aceptaron los
gobiernos nacional y provincial y convalidó la mayoría de los diputados
neuquinos.
"La salida de
la compañía no sólo podrá concretarse sin penalización alguna sino que, además,
Chevron continuará recibiendo regalías de aquellos pozos que alcance a poner en
marcha antes de emprender su retirada".
La alianza
Nación-Provincia consolida nuevamente otra entrega sin importar consecuencias
ambientales posteriores, de hecho el tratamiento exprés del acuerdo
YPF-Provincia no se discutió en la Comisión de Medio Ambiente de la
Legislatura, se aprobó en un clima de violencia inusitado. Antes de ello, la
Corte Suprema de Justicia de la Nación, en un fallo de sorprendente celeridad,
levantó el embargo a Chevron de 19.000 millones de dólares por contaminación de
500.000 kilómetros cuadrados en la selva ecuatoriana.
A los que no
acordamos nos tratan de "ultraecologistas", fundamentalistas, perros
del hortelano, ridículos por usar celulares y hasta algunos van mucho más allá
tratándonos de golpistas y opositores al progreso. ¿Progreso para quién?
¿Progreso es sinónimo de entrega y expoliación de recursos no renovables?
El precautorio es
un principio elemental de nuestro derecho ambiental que se debería aplicar en
nuestro país, en nuestra provincia y municipios.
En este
territorio, algunos conocedores del derecho ambiental consideran que este
principio está subvertido. Ya que cuando se supone que hay un peligro de daño
grave o irreversible, se debería frenar la actividad. Es decir, ante la
ausencia de certezas, aquí se legaliza la actividad en vez de suspenderla,
ejemplo, Área Natural Protegida Auca Mahuida, sometida a fractura hidráulica.
Prevenir es fundamental, ya que la agresión al ambiente, a la biosfera, a los
seres humanos, a todo tipo de vida, se manifiesta en hechos que provocan un
deterioro, la mayoría de las veces, irreversible.
Lo preocupante en
este sentido es que hoy son certezas, hechos reales y concretos, que podemos
ver, sentir y si queremos también leer, como la explosión del pozo en zona
urbana en la localidad de Plottier o el derrame en la zona de Chihuido por la
rotura de un oleoducto superficial que dejó 70.000 litros de petróleo derramado
en la tierra y el agua y la permanente agresión al río Colorado, por nombrar
sólo algunos hechos ocurridos con extracción convencional.
A través de los
años, el despilfarro no ha tenido límites, hoy se ven obligados a "raspar
el fondo de la olla" de la madre naturaleza, porque hay que
"zafar", concepto válido para las castigadas finanzas provinciales
así como para la ausencia por años de una política energética. La cuestión es
solucionar lo inmediato sin importar el costo para mantenerse en el poder, ¿a
quién le interesará lo que les depare a los neuquinos de 30/40 años hacia
adelante?
No hay dinero que
pague un daño ambiental, no hay posibilidad de progreso con agua y tierra
contaminadas y fundamentalmente, ante la duda, primero la vida.
(*) Diputada
provincial CC-ARI Neuquén
BEATRIZ KREITMAN
(*)
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